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Solo Ser

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“Lo que parece surgir no ha nacido realmente;  lo que parece ser el yo, es una proyección mental”   ( Māṇḍūkya Kārikā , III.27).   Conocer al Ser no es descubrir algo nuevo, sino presenciar lo que Eres. Al mirar hacia dentro, el que busca se disuelve, y solo queda el Ser: sin nombre, sin forma, sin segundo. Serlo es conocerlo. En el silencio del corazón, donde cesan los pensamientos y el tiempo se disuelve, brilla la luz sin forma del Ser. No se alcanza caminando hacia fuera, ni se aprende como una idea más. Conocer al Ser no es observarlo desde la distancia, sino despertar a la verdad de que tú ya eres Eso. No hay dos: el conocedor y lo conocido se funden en una sola Presencia. En ese instante sin esfuerzo, cesa toda búsqueda y solo queda la paz desnuda de Ser. La vida no ocurre en otro lugar ni en otro momento: sucede aquí, justo donde estás. La mente corre, planifica, teme y recuerda, pero el cuerpo siempre está presente, fiel testigo del instante. Al regresar a los se...

Habitar el ahora

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La vida no ocurre en otro lugar ni en otro momento: sucede aquí, justo donde estás. La mente corre, planifica, teme y recuerda, pero el cuerpo siempre está presente, fiel testigo del instante. Al regresar a los sentidos, al simple acto de respirar o escuchar con atención, recuperamos el asombro y la claridad que creíamos perdidos. En lo cotidiano se esconde lo sagrado, y en la quietud, la sabiduría. Habitar el ahora es un regreso a casa: el único lugar donde podemos verdaderamente ver, comprender, sanar… y ser. *** El presente, el único momento real, es continuamente ignorado. Vivir verdaderamente significa habitar este instante, no como un esfuerzo, sino como un estado de dicha y ofrenda al ahora, como una entrega amorosa. La presencia no se alcanza a través de la voluntad, sino a través de la rendición. Estar aquí, ahora, significa dejar de lado el juicio, abandonar la mente que siempre analiza, compara y teme. La atención plena, entonces, no es otra cosa que un estado de presencia s...

Antes de Yo Soy. Sobre las enseñanzas de Nisargadatta

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En el corazón de las enseñanzas de Sri Nisargadatta Maharaj se halla una afirmación radical y profundamente transformadora: todo el entramado de la experiencia —cuerpo, mente, emociones, mundo— surge en la conciencia de ser, en la simple y luminosa sensación de “yo soy”. Esta afirmación, que podría parecer una fórmula filosófica o un enunciado metafísico más, es para Maharaj la llave maestra que abre la puerta al conocimiento de lo real. Pero no se trata de un conocimiento acumulativo, sino de una intuición silenciosa que desmantela el edificio entero de lo falso. Desde sus primeras declaraciones, Nisargadatta nos advierte que este “yo soy” no debe confundirse con el yo personal ni con el ego individual. Se trata de una conciencia no conceptual, previa a todo contenido mental: “Antes que la mente –yo soy. ‘Yo soy’ no es un pensamiento en la mente; la mente me ocurre a mí, yo no le ocurro a la mente” (« Yo soy Eso» ). Aquí ya se revela una inversión completa del orden habi...

El silencio sana

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El conflicto solo está en la mente. En el silencio no hay conflicto. Cuando haya conflicto simplemente obsérvalo; y entrégalo al silencio. Confía en el silencio.   Ese pensamiento-emoción que crea el conflicto nace y se disuelve en la conciencia sin tocarla. La mente no modifica la conciencia. El silencio natural del ser es la esencia pura de la conciencia, que es tu verdadera naturaleza. Así que realmente no es que tengamos que ir al silencio, no es un movimiento, pues al comprender nuestra verdadera naturaleza simplemente descansamos en ella. Esta comprensión no es intelectual, es una experiencia directa al alcance de todos, pues es la experiencia directa de nuestro ser la que queda revelada en la presencia silenciosa.

La paz de la presencia

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  La presencia silenciosa es un bálsamo sanador que disuelve la identificación compulsiva con los pensamientos. Si hay presencia plena, hay este instante siendo en ti, en la conciencia.  Este instante lo llena todo, la aparición del mundo, momento a momento, sin un hacedor, desde una receptividad clara y nítida, te acoge en un silencio contemplativo de paz profunda.  En este silencio no hay esfuerzo por hacer o dejar de hacer, por pensar o no pensar, simplemente eres llenado en la profunda apertura de la presencia.  Lo visto, lo escuchado, las sensaciones… son acogidas sin rechazo, espontáneamente, en total apertura.  Abrirse a la presencia te ubica en un silencio consciente clarificador.  Las sombras que proyecta la mente se disipan y solo queda la luz del ser, de solo ser, en el silencio del corazón.

Este instante

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Este instante siempre nos muestra de lleno nuestra naturaleza real. Totalmente limpio, callado y genuino. Este instante, antes de que el pensamiento aparezca, es el sustrato de todo. En él no hay nadie ni nada aparte, ninguna separación, ninguna brecha o fisura. Todo es Uno. Y esa es la verdad siempre.

Visión

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Presencia es lo que aparece en el momento presente sin que haya nadie que lo reclame. Solamente hay visión. ¿Quién ve? ¿Qué es visto? Las palabras no pueden definirlo ni atraparlo. Solo la visión es uno con lo que ve al igual que el agua es una con el océano. En cuanto hay separación hay dualidad. ¿Y quién puede generar qué dualidad cuando no hay nadie que vea? ¿Quién puede diferenciar entre el que ve y lo visto sin dejar de ser visión, sin dejar de estar presente? Este es el único instante que puede ser visto y a la vez que nadie vio. 

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