Conocerse es ser (2)
¿Quién es el que se da cuenta de que “yo soy”? Éste, ese veedor del ser, no está tocado por la mente, es continua consciencia del ser siendo. Éste que se da cuenta, siempre de forma natural, siempre por el mero hecho de estar aquí y ahora, es la conciencia del mundo en nosotros, la visión de los sentidos, del habla, del pensar, del no-pensar. Todo transcurre tras el reflejo de la consciencia, testigos de su transcurso. Ella no hace, sólo ve, ella es completa, todo aparece y se muda en la pantalla infinita, permanente de la conciencia: pero nada forma parte esencial de ella, aunque sólo por ella todo acontece. Aquel que se da cuenta no puede ser señalado, no puede ser buscado, ¿cómo buscar al buscador, si él mismo es lo buscado? Así pues, darse cuenta del que se da cuenta implica el conocimiento de todo lo que es necesario ser conocido: la conciencia de que soy.