Misterioso no-saber
¿Quién soy yo? Sé que la respuesta vuela en el aire cada vez que pronuncio la pregunta. Sé que este vuelo no se puede detener, ni atrapar ni delimitar de ningún modo. Sé que la verdad de mi ser es simplemente que soy, que hay algo que es, que presencia, que respira, que ve, que escucha o que siente. Sé que hay algo que presencia todo esto. Sé que ese que presencia es transparente, puro, indefinible, que está aquí y al tiempo no está en ninguna parte. Ese que presencia, ese testigo, observa natural a esta conciencia espontánea que vuela en el aire como un pájaro sin rumbo aparente, planeando bajo las nubes, surcando paisajes bañados por la cálida luz de un sol que colorea tierras, plantas, océanos puros e interminables. Yo no sé quién soy pero soy eso que ve y que se ve y todo es conmigo y a la vez nada me pertenece ni soy nada en concreto. Yo no sé quién soy pero abro los ojos y este mundo cobra presencia en mí. Este mundo, este escenario amado de conciencia en aparente dualidad