LAS LETRAS DEL AIRE

Soy el comienzo  de un nuevo instante de conciencia.  Ahora no hay nada,  nada que alcanzar... Y vuelve a nacer  a cada momento toda la vida. Todo se origina sin un fin  cuando se olvida el tiempo,  cuando damos tregua  al paso de lo previsible  y nos arrojamos hacia  lo que no sabemos, hacia este ahora naciente  hacia este florecer de vida  y de renovado aliento.  Y somos hijos del viento, hijos del aroma nuevo, de la luz que da vida  y de la vida que asombra. Hijos del sol naciente  donde florece el milagro de cada nuevo instante  aquí, ahora y siempre.

En circunstancias difíciles, de incertidumbre y de miedo, es más imprescindible que nunca recordar quiénes somos: ese ser inmutable y eterno sin condicionamientos externos.   Cuando la mente se desborda de preocupaciones, temores, ansiedad e incluso desesperación… conviene recordar hasta qué punto somos testigos ecuánimes de ello y optar por no identificarnos ni apegarnos al sufrimiento aparente que la mente proyecta.  Surgen juicios, proyecciones, sensaciones de descontrol, de inseguridad… pero todo ello forma parte de la película de la vida en la que la conciencia, aquello que verdaderamente somos, puede presenciar sin apegarse. La conciencia no niega lo que sucede. Lo vive, lo presencia... No se evade. Pero no ignora al espíritu en pos de la aparente realidad que el ego y el miedo interpretan.  Conviene -por tanto- conectar con el momento presente que, desde el silencio, no sabe nada del mundo, no juzga, no interpreta…  Es una llamada para regresar a ese ser silencioso que mora en e

Vivir en la paz es una elección ante el tumulto que nos arrastra como sociedad. La paz interior trasciende el tumulto al igual que Jesús caminó sobre las aguas. La paz interior desafía las leyes mundanas... es otra dimensión, otra realidad, otro universo... donde no hay dualidad, ni resistencia, ni lucha... La paz es el tesoro que recoge el corazón cuando vive en la conciencia de ser, lo que se llama en el vedanta sat-chit-ananda: la simple dicha de ser y ser consciente de ello, eso es la paz interior.

Esta meditación guiada evoca un estado de calma y calidez para conectar con la paz del corazón a través de la conciencia de la respiración y la atención al momento presente. Una invitación a sentir la calma, el amor y la confianza que brotan del corazón cuando volvemos al momento presente y a la conciencia plena. Una meditación guiada por José Manuel Martínez Sánchez  Más meditaciones guiadas Nuevo libro: Pinchar en la imagen para más información

En cada silencio se puede comprender que el misterio de la vida no está para ser desvelado sino para ser vivido. Es en el misterio donde se abre una nueva dimensión más allá de la mente, una frontera se atraviesa que no resuelven las palabras, que no expresan las razones. Es el misterio la puerta abierta que nos devuelve al momento presente, completamente desnudos e inocentes; pues sólo así podemos ser invitados a contemplar de verdad, no con los ojos de la mente sino con los del corazón, la luz insondable, bella y profunda, de este gran misterio de la existencia que lo envuelve todo.

Regocíjate en el silencio... Envuelve tu alma en el mantra callado de tu respiración. Toma este nuevo aliento, deja que penetre por todo tu ser, deja que el aire se funda y confunda con tu nombre, que las palabras ya no sean lo que crees que eres, deja que todo se disuelva contigo, en ti, en este momento del que no quieres saber nada, analizar nada... Tan sólo sabes que Es, que está siendo este instante, que se está viviendo como lo único que existe ahora y siempre.  Fúndete con lo que Es. No hay otra cosa. No hay mañana, ni dentro de un rato... Fúndete y expándete en el inmenso ahora que te abraza.  Siente esta grandiosa llamada de tu Ser.  Siente la viveza y la paradoja de experimentar sin querer ser ni saber nada, y tan involuntariamente serlo todo...  Entra en esta profunda sabiduría que se funde con una inocente, innacida y desnuda sensación de Ser, como a quien arrojan a un nuevo nacimiento, a un inhóspito paraíso desconocido.  Un paraíso, u

Contemplando la armonía de la naturaleza, a orillas del río que susurra silencios y pájaros cantores. Imagen del paraíso y de la no mente que descansa en lo sereno sin nombre, sin lenguaje, sin nada que decir salvo quedarse, ingrávida, en el dorado crepúsculo de lo eterno...