Siendo, con lo que trae la vida, desde lo que la vida es. Siendo e integrándose todas las cosas en la unidad del ser, en la apertura del sentir, en la escucha atenta y silenciosa que honra el momento sagrado, cada momento, pues todos lo son, los que aquietan, los que mueven, los que cesan, los que comienzan... El río fluye y nada parece ser igual, la vida cambia, el sueño se transforma, pero permanece la unidad, la esencia profunda, lo que nunca puede cambiar, lo que siempre hemos sido, somos y seremos. Lo que ha podido olvidarse pero nunca dejado de ser. Y ahora, desde aquí, se puede reconocer, comprender, sentir... Lo absoluto resuena en el silencio del ser, lo auténtico te abraza y el ser se entrega a esa paz sin límite, de abundancia infinita, de vacío pleno y sencillo, transparente, amoroso, sereno... Nada falta, todo es perfecto, todo es lo que es, todo permanece y puede ser amado ahora: en su dicha serena y siempre completa.