Otra nueva refutación del tiempo


Buda dijo "Aes dhammo sanantano": "Sólo una ley lo rige todo, una ley eterna". Es cierto, la fuerza del 'dharma' lo abarca todo, comprende la pura esencia de la realidad. A menudo nos cuesta aceptar que el tiempo es una ilusión, un ignoto transcurrir donde nuestra memoria va marcando lo perdido con las señales de la melancolía y la nostalgia: el hiriente anhelo del regreso a nuestra Ítaca perdida. Esa es, precisamente, la etimología de la palabra griega 'nostalgia'. 'Nostos' significa 'regreso' y 'algos' dolor. La nostalgia es el dolor que produce el no poder regresar a lo que una vez sentimos como nuestro.

La ley de la vida nos enseña a ir aceptando lo perdido, a reconocer que el tiempo pasado es una pura ficción, algo que no tiene identidad ni existencia. Mirar atrás resulta como mirar a una nada que la semiótica de nuestra imaginación ha ido llenando de símbolos e impenetrables metáforas de lo que una vez fue. Ir hacia el recuerdo supone duplicar deformando aquello que tuvo presencia y negamos dar por perdido. El tiempo es la metáfora de nuestros sueños... nunca el tiempo, al ser pensado, tiene un valor objetivo sino que representa un adentrarse en el pensamiento filosófico e incluso religioso. ¿Debemos creer que el tiempo existe? ¿Debemos, por tanto, creer en nuestra propia existencia?¿Quién soy hoy si mañana seré otro?

Sin embargo, nunca dejamos de ser aunque el tiempo parezca que nos va arrebatando. Recordemos la magnífica reflexión de Borges: "Negar la sucesión temporal, negar el yo, negar el universo astronómico, son desesperaciones aparentes y consuelos secretos. Nuestro destino (a diferencia del infierno de Swedenborg y del infierno de la mitología tibetana) no es espantoso por irreal; es espantoso porque es irreversible y de hierro. El tiempo es la sustancia de que estoy hecho. El tiempo es un río que me arrebata, pero yo soy el río; es un tigre que me destroza, pero yo soy el tigre; es un fuego que me consume, pero yo soy el fuego. El 'mundo, desgraciadamente, es real; yo, desgraciadamente, soy Borges."

Así que, si el tiempo es existencia, la pregunta sería: ¿seguiremos siendo algo cuando no seamos del tiempo? ¿Habrá tiempo más allá de la muerte, o será la eternidad, finalmente, la que revele nuestro verdadero ser más allá de lo accidental y sucesivo?

Como afirma uno de los principios herméticos, "el Universo es mental", y, por tanto, la Creación se nos presenta como un fenómeno de la mente, como una maravillosa o espantosa ficción que escribimos día a día. Hay una frase del I Ching excepcional: "Grande en verdad es la fuerza de lo Creativo, todos los seres le deben su comienzo. Y todo el cielo está compenetrado de esa fuerza".

La Historia de la Humanidad es el gran libro que comprende a todos. Todos y cada uno de nosotros escribimos todas y cada una de las palabras de este enigmático poema cuyo punto y final, paradójicamente, se encarga el Tiempo de escribir por nosotros.


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