La budeidad
La esencia del Buda baña la pureza del espíritu humano; y nos invita, a través de su mensaje, a reconocer la verdad que hay en él por medio de nuestra experiencia. Un mensaje claro y conciso: tenemos la posibilidad de despertar a la libertad y de abandonar la ilusión del sufrimiento. Un método todavía más claro y conciso: el camino medio. Y una razón fundamental: nosotros mismos.
La evidencia del beneficioso estado de salud espiritual ineludible para el recorrido del sendero vital promueve que nuestra actitud búdica se encamine día a día hacia su logro más alto. Para ello usamos la herramienta de nuestra conciencia cabal, la cual nos hace ver en cada momento, y de forma adecuada, quiénes somos.
Víctor Hugo definió la conciencia como “la brújula de lo desconocido” y también como “la cantidad de ciencia innata que tenemos en nosotros mismos”. Pascal dijo de ella que “es el mejor libro de moral que tenemos”. Así que, con todo esto, podemos deducir que nos sobra con preguntar dentro de nosotros para hallar respuestas.
A veces uno no se fía de su conciencia, piensa que también puede estar cubierta por el velo de la ilusión y de la ignorancia. Pero, sin embargo, ello puede deberse a una incorrecta disposición de la misma, no a una causa natural. Accediendo a su materia esencial descubrimos la clara sabiduría que es capaz de revelarnos. La autoconfianza es fundamental en este proceso de diálogo con la conciencia. Diálogo, que literalmente significa a través del logos, es una operación cognitiva que puede hacer uno consigo mismo, lo cual además es muy recomendable, para no desligarse de su pensamiento, que ha de estar en coherencia recíproca con lo que siente y hace. En un proceso integral de vida inteligente, en el sentido más espiritual y –a la vez pragmático- de esta palabra.
Despierta al buda que hay en ti, y entonces tú habrás despertado. La comprensión nos revela un sentido, y el sentido una comprensión. Por ello, no hay diferencia entre nosotros (presente) y el buda que hemos de llegar a ser (futuro), cuando comprendemos que el tiempo es un elemento más de la rueda del sufrimiento (samsara) y que solamente tenemos que llegar a ser quienes ya somos. Pero un poco más conscientes. Solamente.
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