El enigma de la vida
La vida es un enigma que se resuelve por sí solo. No hace falta buscar demasiado, está ahí, sin más, frente a nosotros. En el trayecto de nuestros anhelos y deseos siempre ocurre algo que nos hace ver lo que no atisbábamos. Y no era tan complicado, sólo había que estar presente en el ahora, lejos de nuestras cavilaciones internas que hacen desviar la atención de lo que late frente a nosotros: la presencia reveladora del enigma, el fugaz encuentro con la esencia del problema, con la mágica clave. Sólo hay que estar atento, un segundo acaso de íntimo silencio, para que la vida, una vez más, nos haga comprender que este juego de misterios y de obstáculos se resuelve cuando estamos, verdaderamente, presentes y dispuestos a vivir el enigma, con la atención parcial de un testigo que como un reflejo en el agua, siempre es fiel a devolver la imagen de quien le observa.