Misterios cotidianos
La brisa de la gracia divina sopla para todos, pero para sentirla tenemos que desplegar la vela. Ramakrishna Estar abierto al misterio nos ayuda a percibir el instante como algo impredecible. Supone tener la confianza de que algo nuevo puede pasar, esa certidumbre inquieta de aceptar lo inesperado como signo necesario de nuestro aprendizaje vital. Estar encerrados en convicciones perennes nos aleja de la comprensión de aquello que suponemos distinto o impropio de nosotros. Pero nada nos es ajeno, todo cuanto vemos a nuestro alrededor nos concierne, nos toca de lleno. La voluntad de acercarse a esa región inhabitada que se nos presenta en el escenario de nuestra existencia es el primer paso para comenzar a establecer un vínculo de conocimiento con lo extraño. Nosotros elegimos que el vislumbre de lo extraño se convierta en luz acompañante o en sombra despedida. Pero –al menos- es legítimo y casi obligado acercarse –aunque sólo sea pasando inadvertidamente de largo- por el foco del enigm