Silencio interior
Cuando vemos la vida con los ojos del pensamiento creamos una historia, nos unimos a una cierta experiencia y surge un nuevo apego; mientras que en el silencio interior, en el cultivo de la no-mente, uno renace en todo momento, con los ojos de la conciencia, en cada respiración, en cada instante de ser (y se convierte en el Ser mismo, aquel que siempre ha sido y será, aquel que simplemente “es”). Uno se abre –de esta forma- a lo nuevo –a lo no nacido- (a lo eterno), y se siente a sí mismo inéditamente, bañándose en el fresco ahora purificador; y es, nada más.