Lo que eres es siempre libre, incondicionado. Nunca ha nacido, es fresco, es un misterio que aparece ante nosotros. Y, ante el misterio, queda la sorpresa mística, el abrazo y la rendición absoluta a esa luz que te nombra silenciosamente, que palpita en el amor, en el calor del ser, como raíz que brota de una tierra pura y virgen. Nada se puede decir del misterio gozoso de ser, pero se conoce, se siente, se saborea, se intuye y se escucha, se comprende, se ve, se huele y se respira... Es tu fragancia la que inspiras, a cada momento, naciendo, refrescándose, renovándose con la vida. Nunca ha nacido ni podrá morir aquello que es eterno, aquello que no pertenece al tiempo, sino a la realidad. El misterio hace amante del vivir a su testigo, amante hechizado por el susurro íntimo de la luz siempre nueva del silencio creativo, del surgir espontáneo sin segundo, sin tiempo, de amor avivado incesante.