El hombre del Tao
El espíritu del valle nunca muere. Tao Te King El corazón señala la ruta del caminante, nada busca en su camino y así encuentra las huellas más verdaderas de sí mismo. Nada hay que conseguir o que ganar... el camino está para emprenderse, confiando en el destino que nos guía tan puntual y claro como el amanecer del sol en la mañana. El destino, el Tao, el gran camino, no puede dejar nunca de brillar, de ser lo que es, de funcionar tal y como lo hace. Y el hombre del Tao se integra con su proseguir, con su rumbo natural y sigue su estela como nuestra mirada se fija y se detiene inevitable cuando vislumbra la belleza, una melodía nacida del alma o un riachuelo rebosando frescura y trasparente esplendor de agua y pájaros cantores. El hombre del Tao no tiene un destino, su destino es estar siempre abierto a la verdad natural del ser, al punto donde todo nace antes de todo nacimiento, al centro que comprende todos los centros. El gran camino del Tao nada guarda para sí, so