Realización espiritual

Todos los seres humanos somos sostenidos por un ritmo idéntico, el del corazón. Ese centro vital que susurra vida en su continuo latir. El conocimiento interior pasa por la escucha atenta de lo que somos: cuerpo y mente, emociones, conciencia, cualquier fenómeno presenciado. Conocerse es realizar el ser que nos anima. Tenemos la presencia fijada a nosotros, aunque reposa en la libertad de ser escuchada. Y cuando es escuchada, el mundo viene certero, intocado, como un océano profundo e inmóvil donde habita una superficie cambiante y en movimiento, de aire y de sonoras formas que van y vienen al ritmo de su ahora, impermanente pero real al contemplarse. La mente es como un río, a veces su corriente parece arrastrarnos, pero al observarla uno ve pasar el río, tranquilamente, hasta que se calma y llega fundiéndose con el océano, al centro sosegado de su plenitud. Más allá de la superficie se encuentra lo profundo, lo aparente ignoto, el alto descender a lo real. A esta sublime entrada a lo profundo puede llamársele el conocimiento de lo absoluto. Es realización plena, conocimiento vivenciado.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Es nuestra responsabilidad, desde el momento que aparece el testigo en nuestras vidas y esa conciencia, empieza a dar sentido a esa unión entre lo de dentro y lo de fuera, el que pongamos a disposición de toda la VIDA nuestra capacidad de proyección y de imaginación.

El feto desde que nace, no hace otra cosa que temer y proyectar porque previamente dos seres humanos se han olvidado de su capacidad de conciencia global y se han ido al quinto pino de su animalidad.

Parece inevitable que haya que empezar a vivir a partir de ese quinto pino donde nos hemos ido y eso supone, un empezar de la conciencia por integrar y conocer lo de fuera. Debe haber un final a ese mirar para fuera, pues el resultado de tanto proyectar, es iluminar planetas muertos ( luna y marte ) dejando a oscuras y enfermas a tres cuartas partes del planeta.

Morir a toda idea de liberación, es empezar a iluminar nuestras oscuridades, integrar el inconsciente, unir lo de abajo hasta entonces escondido, con un arriba que ya no proyecta y empieza a morar en un corazón que no tiene ojos y al que más bien le sobran.

Todo esto que parece un mal rollo de por qué, siendo ya lo grande, tenemos que empezar desde lo pequeño, solo se supera cuando el miedo deja de mandar en nuestras vidas y buscamos nuestra verdadera naturaleza, no en la tensión sino en la expansión en eso que llamamos el universo de los 5 elementos desplegados

Un saludo

Agustin

ENTRADAS AL AZAR

Entradas populares de este blog

La paz de la presencia

Meditación, conciencia y pensamiento

Instante