No necesitas pensar para respirar, para sentir, para escuchar el agua de la lluvia, para oler una flor, para amar. No necesitas pensar para contemplar un atardecer, para pasear por un bosque. No necesitas pensar para ser, para existir aquí y ahora, para escuchar el silencio que brota en la no mente. Cuando no hay pensamiento y respiras, no hay alguien que se observa respirando, solo hay respirar. El pensamiento crea la idea de un yo que hace “cosas”. Pero el ser está más allá de un sujeto-objeto, de un alguien… El ser no se puede limitar. El pensamiento es una composición de significados. Significados que están enmarcados en una palabra. Son símbolos que representan la realidad. Pero la realidad no es el pensamiento. Es más, el pensamiento altera y nos aleja de la realidad. La realidad puede ser presenciada, sin más, en la pura conciencia atenta antes del pensamiento. Ahí se encuentra el espacio de la meditación, en la conciencia sin nombre ni forma, no alterada por un yo separado del
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