La vida y su silencio revelador

El silencio es sincero, corona a la quietud de aire naciente. No existe el olvido para el hombre que vive en la vacuidad pura de su ser. Allí no hay memoria ni recuerdo, sólo conciencia completa de su eternidad.

El tiempo es una ilusión, es el reflejo de la eternidad; no su imagen auténtica. En la quietud consciente el que observa es lo observado, el que ve se siente visto por su propio ser, que vuela más allá del tiempo y del espacio.

El rumbo del silencio y de la vacuidad nos trasladan por un fluir etéreo de identificación permanente con la unidad, con aquello que no es lo uno ni lo otro, sino ambas partes constituyendo un todo orgánico ilimitado en sus correspondencias y manifestaciones.

El ser no soy yo, ni tú, sino todos y nadie al mismo tiempo. Gotas de agua en un infinito océano, cuya esencia es la misma, cuyo sometimiento al accidente es causal, lleno de sentido, pero impermanente.

Lo accidental se resuelve en ineludible a medida que despejamos el camino de malezas inservibles, nos liberamos de todo cuanto obstaculiza el paso ligero y nos adentramos en lo real completamente inmersos en lo que está sucediendo (lo que es), no en lo que sucedió o sucederá. Cada paso que damos nos muestra el sentido del paso anterior y nos guía hacia el paso siguiente. La quietud camina y fluye por el sendero de la verdad y el conocimiento en su más pura simplicidad

Así, uno surcará sinceramente su senda, tal y como cantara Machado, “ligero de equipaje, casi desnudo, como los hijos de la mar”.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Muy sabias palabras, hay dias en que realmente tengo sed de quietud y silencio...
tambien aprovecho darte las gracias por visitar mi blog, es un honor
bendiciones

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