Reencuentro de la luz

como ráfagas entre sueños de vida, clara y segura
de sí misma, culminando verdades y caminos,
recobrada como una esperanza no huída, no abatida.
Es la luz siempre amada, poblando dicha en tierra calma
o anunciando renovado indicio de etéreas bienvenidas.
Es así la luz soñada como aire ineludible, como senda
que cruzar disuelto en el no tiempo, nuevamente hallado.
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