La luz del silencio
Sólo es necesaria la intención para encontrar ese gran cofre de sorpresas que la calma interior nos regala. Con sólo querer oír el silencio, éste se nos pone en frente de la percepción y nos enseña la grandeza de su misterio primordial. Nos despierta y aviva haciendo grande lo debilitado, y fuerte lo pequeño. “Cuando los pensamientos se disipan, el ser brilla por sí mismo”, declaró Ramana Maharshi, sabedor de esa altura vibrante e insondable que es habitar el Todo en ninguna parte, morando en la cavidad estática del alma conectada a su fuente divina, siendo en el no ser para serlo todo en sincronía, en encadenado nacimiento constante.
Allí todo es no nacido, verdad que no necesita ser escuchada ni respondida, como cualquier llegada al hogar todo es reconocimiento íntimo, donde rebosa la presencia sabedora de sí misma, con plenitud amorosa, agradecida y por siempre recompensada. No hay día que no se busque la felicidad ni camino más directo para llegar a ella que entrar en la morada íntima de la conciencia silente y atenta.
Comentarios
Todo está en nosotros. El todo y la nada.
Besos y amor
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