Luz de la conciencia

Meditar es encender la luz de la conciencia, arribar a la claridad del ser y a la verdad de aquello que somos. Accedemos al principio de todo, al origen y a la esencia de la vida. Cada instante de meditación es el comienzo del comenzar, la contemplación del aire en el alma, del aire en el ahora, del amor. Meditar significa un fundirse en el espacio de la totalidad, en la gracia de lo amplio, en la gracia de lo eterno. Lo que acontece no puede narrarse ni describirse por medio del lenguaje; acontece un océano sin tiempo, una dicha profunda bañada por el aroma de lo cierto. Tiene lugar el encuentro, el regreso al hogar verdadero. Tiene lugar la entrega al Ser, el ofrecimiento de la parte a su todo inconmensurable, donde el alma -en su realidad de unión inseparable- es el origen sin fin de la bienaventuranza, la compasión y la felicidad que deviene de Ser Uno con la luz de la conciencia y el amor.

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