Cada paso es certero al sentir el latido del corazón cerca. Hacia el ser desde el ser, el juego cósmico de buscar lo que ya tenemos; o de verlo, tocarlo, sentirlo y abrazarlo en infinitas formas distintas. Debajo de todas las capas la esencia única del amor creador...
Amo, porque hay alivio en la entrega Y en la piel me recorre una efímera brisa de silencio y suave presencia Aquí, el paraíso se funde contigo mientras respiro Aquí, la luz es suave, frágil como el tiempo y pura como las rosas Aquí, puedo escuchar tu nombre Y el mundo aparece como una ofrenda a quien nada espera Como un beso en la piel herida como un abrazo que sosiega Más allá de un cuerpo Más allá del mundo y de uno mismo Allí donde me amas a ti me uno sin ser ya nada solo tú-yo
Meditar es establecer un canal de comunicación con la conciencia. Ese canal de comunicación no es con la mente, es decir, no es dual, no es a través del lenguaje, no es a través de las comparaciones, los juicios, los argumentos… El canal de comunicación con la conciencia es no-dual, se establece a través del silencio interior, cuando la mente se acalla, cuando en vez de hacer, pensar o hablar sucede la escucha, la contemplación, el no hacer. La mente es del ego, la conciencia pertenece al Ser. En la meditación el flujo de la energía encuentra un campo amplio, sin restricciones, sin limitaciones… El campo de la conciencia es ilimitado como el espacio del universo. No analiza o restringe lo que sucede, solo lo acoge, lo permite, lo incluye plenamente. Si se hace la pregunta indagatoria: ¿Quién soy yo?, la mente tratará de responderla, de llenarla de biografía, de adjetivos, de referencias, de apegos… Sin embargo, si la pregunta se dirige a la conciencia, es decir, si se medita
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