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Dichosa quietud

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Es en la quietud donde reposa lo absoluto, hallándose la mente apaciguada y serena, recogida en un bello ensimismamiento de claridad. Pero la quietud necesita de un destello de movimiento para que aflore el ritmo espiritual (la respiración), pues como expresa una frase taoísta : “ La quietud en la quietud no es la verdadera quietud” ( Ts'ai Ken t'an) . Yin necesita de yang como la noche del sol para poder completar su círculo perfecto de vida. No hablamos de una quietud circunstancial sino de una quietud que asume lo circunstancial de las cosas, elevándose sobre ellas. Es decir, a pesar del ruido de afuera (el mundo) o de dentro (la propia mente) es posible reposar en -observar desde- la quietud intrínseca que todo lo impregna y en la cual penetramos fácilmente a través de la meditación. Nunca puede ser difícil llegar a la quietud, porque el meditador comprende que ya está allí y solamente tiene que posarse sobre ella, al igual que se posa la cabeza sobre una suave almo...

La nueva conciencia (Manifiesto espiritual)

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He comprendido que mi ser está en todas las cosas al igual que todas las cosas están en mí. He comprendido que soy todas las cosas y que todas las cosas conforman el ser que soy. Todos los elementos, los seres que he sido y seré, luz, espacio, tiempo y eternidad… todo se revela ante mí como un abrazo de entrega a la existencia completa y verdadera, a ese milagro interior del corazón y su pálpito constante, a este sueño de unión sagrada y profana con las cosas nacidas. He despertado a la comunión con la conciencia del mundo, surcando esperanzas en una sola melodía de bondad y expansión convencido de que el amor puede sanar cualquier tristeza, cualquier herida irreconciliable, cualquier odio banal. He despertado al crepúsculo de la verdad del alma, en su amanecer eterno de luz fraterna y comprometida con todos los seres y cosas y estados y fenómenos que conforman el mundo en que camino. Que me conforman. Aquí está el sol. Tu luz. Mi luz. Nuestro mundo. Tu existencia. Mi existencia. Nu...

Instante sapiente

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La realidad se entrecruza con los sueños surcando paisajes de esperanzas encendidas en la habitable serenidad de la entrega. En tu escondida realidad de verdades los astros posibles pueblan visiones claras sinceras llamaradas de diuturno frescor y brisas de albadas en el amor por los comienzos. Cimientos del ser se anudan sólidos con la sonrisa del convencimiento sapiente en la aventura de la esencia. Tu esencia radica en el corazón que el amor despierta. El amor por el todo y nada más que el todo de los ríos y los cielos y los océanos y la materia entera e ilimitada del mundo que la vida concibe y entrega a la poética eternidad del instante. De tu instante sapiente.

Persistencia del ser

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Me adentro en el aire profundo del ser resurgiendo como símbolo descifrado, y toco la claridad de todo cuanto hay en el espacio inmóvil de las realidades. Me hago uno con la materia y con el alma atravesando puertas de perfecto vacío sonoro. Entrego memoria y cantos ocultos, inocente a través del tiempo del no tiempo, desplegado. Amanezco en un blanco radiante con alas que ascienden al misterio. Entreveo un paraíso de playas serenas y la voz del silencio sueña mi nombre con letras de arena. Sopla el despertar y con él un olvido necesario para alzar de nuevo la pureza del camino nuevo. El camino al encuentro de tu rostro y la huella inolvidable que traza el signo descubierto de tu mágica persistencia.

Meditando el "Sutra del corazón"

Todo está vacío y a la vez no podría estar más completo. La naturaleza del vacío es una comprensión única, “la perfección de la sabiduría” es llamada. Allí, la forma, sensaciones, percepciones, impulsos y conciencia son fenómenos que se presentan como un no-fenómeno, como una extensa realidad silenciosa, no causal. El efecto con su causa se rinden al estado de imperturbabilidad propia del sabio iluminado. En él la impresión de la flor no puede ser más ni menos que lo que es, captada por completo, en la vacuidad, tan perfecta como imperfecta al mismo tiempo, tan eterna como fugaz. La realidad de la meditación, conducente al nirvana, produce el sosiego de la extinción y la entrega. Una entrega al todo que nos supera, por eso nos rendimos felizmente a ello. Nos rendimos a las causas y efectos del dolor; y así el dolor se evapora. Nos rendimos a las causas y efectos del apego; y así redescubrimos nuestra naturaleza libre y serena. Asistimos a la liberación de las ataduras, con la ofr...

Un instante

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Una extraña convicción de paraíso interior en equilibrio auxilia tu caída, otorgándote alas de quietud. Una luz de luna blanca disipa tu abismo solitario y te mece entre quimeras serenas hacia un nuevo canto. Con la noche y con el mar revives tu regreso a la esperanza, en alígero presente de eternales inocencias. Hoy has vuelto a nacer a la luna sosegada y al viento tibio de tu pureza renovada.

La budeidad

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La esencia del Buda baña la pureza del espíritu humano; y nos invita, a través de su mensaje, a reconocer la verdad que hay en él por medio de nuestra experiencia. Un mensaje claro y conciso: tenemos la posibilidad de despertar a la libertad y de abandonar la ilusión del sufrimiento. Un método todavía más claro y conciso: el camino medio. Y una razón fundamental: nosotros mismos. La evidencia del beneficioso estado de salud espiritual ineludible para el recorrido del sendero vital promueve que nuestra actitud búdica se encamine día a día hacia su logro más alto. Para ello usamos la herramienta de nuestra conciencia cabal, la cual nos hace ver en cada momento, y de forma adecuada, quiénes somos. Víctor Hugo definió la conciencia como “la brújula de lo desconocido” y también como “la cantidad de ciencia innata que tenemos en nosotros mismos”. Pascal dijo de ella que “es el mejor libro de moral que tenemos”. Así que, con todo esto, podemos deducir que nos sobra con preguntar den...

ENTRADAS AL AZAR